Había una vez un canguro con una pata roja. No había ninguna razón que explicara dicho fenómeno, simplemente era así. Sin embargo, su pata influyó en que el resto de canguros le apodaran Calcetín.
animal
Desde los ojos de un mirlo
RelatosEra extraño. No solía encontrarme dos veces a los mismos humanos. Pero ellas tres eran una excepción.
La de la derecha resultaba algo delgaducha, con una risa aguda y unos ojos capaces de penetrar el alma; la de la izquierda tenía una bonita sonrisa. Parecía algo quisquillosa, pero manejaba cualquier situación, sin duda. La otra, Tamara… Creo que ella me mira.
– ¡Laura! -se abalanzó sobre su amiga.
Esa era. La que gritaba. Tenía que permanecer escondido, no quería que me viese espiándolas otra vez.