Suelo pensar que las cosas del pasado no pueden dar algo al futuro, que ya permanecen al pasado y no pueden salir de ahí.
Ayer estuve con una amiga a la que hacía mucho que no veía. Cuando pienso en ella me viene su imagen en primaria, con su perenne sonrisa, su locura y ralladas de cabeza, incluso su cabezonería… y pude recordar esa infancia tan nuestra, tan llena de momentos inolvidables, tan idílica.
Lo reconozco, mientras nos poníamos al día de todo, no pude evitar sentir una pizca de nostalgia por aquella época. Pero al mismo tiempo, me alegraba que hubieran cosas que siguieran igual.
Ella sigue teniendo ese alma vivaz y curiosa que alienta a cualquiera que se cruza en su camino. Sigue siendo así de directa, así de espontánea. Recordé cuando yo era más pequeña, tan irremediablemente tímida, tan llena de miedos por absolutamente todo, tan deseosa de ser un poco más como mi amiga y un poco menos cómo era yo; con tantas ganas de comerme el mundo, o al menos, de aparentar comérmelo, justo como ella parecía hacer cada vez que abría la boca.
Y me di cuenta de que había cambiado, habíamos cambiado. Habíamos crecido un poco más, aprendido un poco más, habíamos vivido un poco más.
‘Yo creo que en la vida hay que ser natural- decía– sin más, sin ponerse límites, aunque siendo consciente de lo que haces’.
Hablamos de comunicación, y de la importancia de las palabras. Mientras yo sostenía que la gente hoy en día infravaloraba su significado, que dicen demasiadas promesas sin importancia, demasiados ‘te quiero’ sin sentirlo, ella asentía; sin embargo, añadió que por el otro lado, la gente a veces no expresaba sus sentimientos por orgullo o porque los dan por sentados. ‘A veces está bien llamar a tu madre o tu padre y decirle, oye mamá, oye papá, te quiero’ afirmaba convencida. Preocuparse por un amigo o por un familiar sin que pase en realidad nada, solo porque te importa. ‘Incluso pedir perdón– continuaba- la gente confunde arrepentirse con pedir perdón. Yo no me arrepiento de nada, pero sí que pido perdón.’
Y joder, tiene toda la razón. ¿Cuándo fue la última vez que expresamos cariño hacia alguien cercano o no tan cercano? a expensas de esa voz tan arraigada de ‘¿por qué tengo que decirlo yo?‘ ‘¿por qué he de ser el que hable primero?, que sea la otra persona‘ tan típica de nuestro orgullo.
Nunca sabes qué pasará mañana y por eso hay que aprovechar cada oportunidad que tengas para hacer el mundo un poco mejor, para amar un poco más, para ser un poco más feliz.
Y al orgullo, que le den.
Muy bonito Marta😘😘😍
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias!!! ☺️🤗😘
Me gustaLe gusta a 1 persona
TE QUIERO, recuerdalo también aun cuando no lo diga porque quiza me pueda el orgullo y la timidez de no volverlo a pronunciar
Me gustaLe gusta a 1 persona
Ay Marmotilla en su rama, muchísimas gracias!! Yo también 😊😘
Me gustaMe gusta
Te quiero. Sin motivos y sin razones. Sin preguntas ni respuestas. Sin condiciones y sin fecha de caducidad. Sin intereses y sin necesidades Sin idas ni vueltas. Ah, y sin ropa también.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Así que sin motivos ni razones, ni preguntas ni condiciones… que el amor no necesita ser entendido sino demostrado.
Ah, tú único defecto es no despertar a mi lado… 😉
Me gustaMe gusta